Malas noticias: Haier roto

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Justo un mes después de saldar la deuda en el banco se rompió el refrigerador. Con mi salario de periodista demoré los 10 años que el Estado previó como plazo para liquidar el crédito del Haier, más alguna que otra mora que debo agradecer a la feroz burocracia que sobreviene cuando se cambia de centro de trabajo.

El técnico en refrigeración  dice que el «padecimiento» es mortal, que congelará un tiempito más y abajo será un horno, más «lloviznao» que nunca, y que la solución está en cambiarle todo el mueble, porque esos aparatos son casi desechables. La lista de espera de muebles en el taller de reparaciones, lo supe después, no se ha movido desde 2015. O más bien sí: ha crecido. Ni siquiera me dieron un número para guiarme, lo cual, me suena a mala señal.  Sigue leyendo Malas noticias: Haier roto